jueves, 27 de marzo de 2014

Capítulo 9.

*Angy*
Volví a casa y me la encontré extrañamente limpia y ordenada, salvo por un motivo, una voz hermosa entonaba una canción desde la cocina y salía un olor exquisito de ella.
Me acerqué lentamente después de soltar el bolso en una de las perchas de la entrada y dejar el móvil en la mesa del salón, vi entonces a Louis bailando en la cocina mientras cantaba y cocinaba una salsa que parecía ser boloñesa. Le observé en silencio y me senté en uno de los taburetes que habían tras la barra.
Louis: ¿Qué tal el día?- me preguntó pillándome por sorpresa y pegué un pequeño grito.
Angy: He estado con las chicas.- Agarré una de las manzanas que había en el bol de la encimera y le di un mordisco antes de proseguir.- Las echaba de menos.
Louis: Pues tómate el día de mañana libre, tenemos cena con ellas y los chicos.
Angy: Será que tú tienes cena, Lou no puedo escaquearme del trabajo todos los días porque me apetezca.
Louis: Pensaba que eso era ser el jefe- solté una pequeña carcajada y Louis me miró nostálgico.- Cambiando de tema, anoche vi algo nuevo que no recordaba que tenías.
Supe a qué se refería, me aparté el reloj de la muñeca para verlo yo un momento y Louis asintió.
Angy: Me lo hice un poco después de que os marchaseis, cuando mis padres decidieron jubilarse, era mi forma de recordarme que había hecho locuras.

Louis: Y que las harás de nuevo- dejó la cuchara de madera sobre la olla y me abrazó por la cintura pegándome a él.- Yo haré que las vuelvas a hacer, además que creo que te estoy reconquistando, ¿no?
Sonreí sin poder evitarlo y Louis me miró interrogante.
Angy: Nada, es por lo que has dicho, reconquistar, suena tan extraño, lejano.
Louis me besó y no me dejó decir nada más, hasta que tuve que recordarle que la comida estaba en proceso de quemado. Me metí en la bañera y me medio dormí hasta que Louis me sorprendió entrando en el baño.
Angy: ¡Qué haces aquí!- grité y por inercia me encogí.
Louis: Oh vamos, ni que fuese un desconocido, he venido ha avisarte de que la comida está en la mesa.
Angy: ¡Fuera!- le arrojé una esponja y él comenzó a reír y a hacer movimientos para esquiar todo lo que le arrojaba.
Louis: ¿Eso significa que no puedo meterme contigo?
Angy: ¡Largo!- chillé y salió al fin.
Cuando ya estaba seca y con ropa puesta salí y me encontré un pasillo lleno de velas encendidas que desprendían un maravilloso olor. Seguí el luminoso rastro hasta llegar al comedor, donde estaba la mesa montada de una forma muy romántica, habían un par de velas en el centro de ella y la cena servida ya en cada plato, un par de copas y una botella de vino tinto. Me senté en una de las sillas y entonces Louis me tapó los ojos y me besó el cuello.
Louis: La próxima vez me meteré contigo.- Dijo pícaro antes de volver a besarme el cuello.
Me soltó y se sentó a mi lado en la mesa, sirvió el vino y dio paso a la cena.
Louis: Espero que te guste, no se me da demasiado mal cocinar.
Angy: Menudo estás echo, apareces de un día para otro, te cuelas en mi casa y ya no sales para nada, ¿eres una especie de okupa?
Louis: Bueno, podría decirse que sí, pero soy un okupa que sabe bien lo que busca y quiere.
Sonreí y comenzamos a comer, estaba realmente delicioso todo, me sorprendió mucho, antes de separarnos pocas veces había cocinado.
Louis: Espero que no te haya molestado que te diga ya que te quiero, pero espero que comprendas que mis sentimientos por ti no han cambiado a lo largo del tiempo y por eso estoy más que seguro de lo que digo cuando digo esas palabras.
Angy: Louis, piensas que no han cambiado porque no sabes bien como he cambiado yo...
Louis: No, no has cambiado en absoluto, eso es lo que nos quieres dar a entender a los demás, pero yo se bien que sigues siendo la de siempre, por favor, solo te ha echo falta que volviésemos y que las chicas hablasen contigo, las necesitas, nos necesitas y lo más importante, me necesitas tanto como yo a ti, lo sabes, lo saben, lo sabemos- sonreí un momento y Louis se acercó a mí- lo siento cada vez que estoy cerca de ti, porque desde el principio supe que estábamos hechos el uno para el otro, y eso, querida, no va a cambiar.
Nos quedamos un momento en silencio, y Louis me besó. Después de un rato, acabamos de cenar y Louis se metió en la ducha, yo llamé a Dayen, debía hablar con él para decirle que mañana acabaría algo antes de trabajar para la cena, aunque no podía darle esos motivos, no quería que mi becario pensase que era una vega y que no me importaban las empresas.
Angy: ¿Dayen?- pregunté cuando me descolgaron.
Dayen: ¡Sí!, hola Angela, ¿puedo ayudarte en algo?
Angy: Sí, verás, mañana acabaré antes, así que necesito que a primera hora nos reunamos y veamos de  nuevo los horarios para poder verle solución a las reuniones de última hora.
Dayen: De acuerdo, allí estaré.
Angy: Muchas gracias Dayen, hablaremos mañana.
Colgué el teléfono y me tiré al sofá, mañana sería uno de los días más locos y agotadores de toda mi estancia en las empresas, y todo ¿por qué? a sí, porque estoy enamorada, y porque deseo ver a las chicas y a los chicos.
Me tapé los ojos con las manos y poco a poco me dormí. No supe en qué momento Louis me había subido a mi habitación, pero ahí estaba yo, acostada en mi cama, con las mantas por encima y, sola.
Me incorporé deprisa y oí los pasos,  me tendí de nuevo y entrecerré los ojos, había una luz, la del baño de mi habitación, que estaba encendida, se apagó la luz y Louis se acercó despacio hasta mí, me acarició el pelo y noté como se iba. Le agarré la mano y le obligué a quedarse.
Angy: No, no me molesta.
Louis: ¿Qué?- preguntó algo extrañado.
Angy: No me molesta que me digas que me quieres, porque yo también te quiero- entonces le besé sin que se lo esperase, fue un beso lento y delicado, un beso especial, Angy estaba volviendo, pero eso no era bueno ¿o sí?. Louis se tendió a mi lado y me abrazó por la espalda. Lentamente me volví a dormir. La vuelta de los chicos había revolucionado todo mi mundo, al fin volví a hablar con las chicas, al fin volvería a verles a ellos y al fin Louis estaba de nuevo a mi lado. Pero no podía afectar eso a mi nueva vida, no dejaría que lo hiciese.
El sonido del despertador me obligó a abrir los ojos, lo apagué y noté el calor del cuerpo de Louis apoyado sobre el mío, me moví para no despertarle y me salí de la cama. Me metí en la ducha, me vestí con un vestido color rojo, me puse una chaqueta negra y unos tacones altos del mismo color de la chaqueta, me recogí un poco el pelo, hasta dejar los rizos caer en forma de cascada por mi espalda y me maquillé los ojos y los labios. Mi trabajo implicaba ir perfectamente arreglada y siempre bien vestida, una de las empresas era una de las mayores diseñadoras de ropa del mundo y debía dar buena impresión.
Me lavé los dientes, no me daba tiempo a desayunar esa mañana, cogí mi bolso, mis gafas de sol negras y mi teléfono móvil. Antes de marcharme le escribí a Louis una nota para que supiese donde estaba.
Buenos días, no he querido despertarte porque me he marchado a trabajar muy temprano y estabas irresistible dormido, volveré cerca de las seis de la tarde, no hace falta que me esperes aquí, si quieres puedes llamarme luego y aclaramos donde nos vemos para la cena de esta noche. Te quiero.
Le di un pequeño beso a Louis en la mejilla y dejé la nota en la mesita de noche, agarré las llaves del coche y de casa y salí de la parcela.
Llegué en menos de diez minutos al trabajo, hoy no había demasiado tráfico, aparqué en mi plaza del parking y subí hasta mi despacho.
Mi despacho era amplio, con todas las paredes de cristal, era un edificio alto de Londres, daba a ver todo alrededor, tenía un escritorio de color blanco, un sofá de cuero negro, un par de mesas negras cuadradas con el centro de cristal, una barra, o algo parecido, donde tenía licores y bebidas preparadas para las reuniones, un televisor en una de las partes del despacho, una alfombra blanca, o negra, dependiendo de cual estaba limpia, muchos estantes llenos de libros y papeles, en mi escritorio un ordenador de última generación de color blanco, un taco enorme de papeles por acabar de revisar, un par de sillas delante de mi escritorio de color negras y una tras él, la mía, del mismo color. Tenía un monitor especial táctil en una de las paredes de mi despacho, ese era especial para cuando me reunía con los diseñadores. Tenía algo más en mi escritorio, un par de marcos con una foto muy especial cada uno, en una de ellas estaba la primera foto que nos hicimos las chicas y yo cuando nos conocimos y la otra, la foto que nos sacamos con los chicos antes de marcharnos.
Dayan llamó a mi puerta antes de que le diese paso. Se sentó en una de las sillas negras y soltó un par de papeles más mientras sacaba su tablet y me mostraba un horario nuevo que se ajustaba a mis planes y que encima me daba un par de horas libres más, le había debido de costar mucho hacerlo y no le había pedido eso, era el mejor becario que podía pedirse.
Angy: Oh, valla, muchas gracias.- Dije mientras abría mucho los ojos y Dayen se sonrojaba.- Esta perfecto así.
Dayan: Ya me he encargado también de llamar a todos y de reajustar las reuniones.
Angy: Eso es mucho más de lo que te habría pedido que hicieras, muchas gracias, de verdad, eres increíble.
Dayan: Bueno, la única pega es que, bueno, descubrí que necesitamos un equipo de diseño para este cliente, sabes que lo estamos posponiendo demasiado.
Me llevé las manos a la cabeza y comencé a sentir un dolor muy punzante.
Angy: De acuerdo... Hoy tengo que reunirme con él, ¿cierto?- Dayan asintió- después de comer, quizá se me ocurra algo para esa hora.
Dayan se marchó y yo me preparé un café, encendí el monitor, la televisión para ver un poco las noticias y la pantalla táctil, mi primera reunión era con un cliente que vendría a preparar una sesión de fotos y necesitaba ver la colección de bañadores y de pañuelos, era Chino, por lo que hice llamar a mi intérprete, había tenido que aprender muchos idiomas, pero el chino se me resistía.
La hora de comer llegó y yo bajé hasta la planta donde había un restaurante privado de la empresa, ¡bravo por mi padre al hacerlo!, me senté en una de las mesas con la tablet y la bandeja de comida, aún dándole vueltas al problema del cliente que tenía después de comer. 
Emily: Buenos días jefa- dijo y se sentó frente a mí.
Angy: Hola.- Solté entre dientes.
Dayan: No esperes nada más de ella hoy, tiene un gran problema con un cliente y no encuentra solución.
Entonces recibí una llamada de Louis.
Angy: ¿Hola?
Louis: Hola, buenos días, acabo de ver la nota.
Angy: ¿Te acabas de levantar?, ¿de verdad?
Louis: Estaba algo cansado, bueno, ¿qué es eso de que no tengo que estar aquí?, oye yo estaré en casa, bueno y que hablamos luego preciosa que tengo ensayo.
Colgó sin darme tiempo a nada más y entonces una vaga idea se me vino a la cabeza, sí, era la solución, solo debía comprobar si era válida.
Me levanté deprisa, dejé la bandeja sucia en su sitio y salí corriendo hacia mi despacho, una vez allí me serví un vino y esperé a que llegase el cliente, le comenté mi idea y fue realmente comprensivo y sintió real interés. Al marcharse me percaté de que no tenía más reuniones en ese día, que no tenía por qué quedarme ahí, me levanté y me marché a casa mucho antes.
La cena fue casi como en los viejos tiempos, era extraño, como si todo hubiese vuelto a ser lo que era, Harry había conocido a Emma, la definitiva, tenía mi edad y según él, era preciosa. Niall seguía sin encontrar a nadie, Liam y Amy estaban distantes, Zayn y Alex estaban casi como en los viejos tiempos y Lou y yo, parecíamos un par de adolescentes.
Pasaron los días, y sin más, Louis se instaló en mi casa, al principio sólo se quedaba a dormir, pero en una de las ocasiones se me escapó  decirle que tenía un espacio en el armario para sus cosas, así no tendría que ir y volver con la misma ropa, o traerse bolsas con ropa limpia para poder pasar la noche, así fue como rellenó una parte completa de mi vestidor, no se trajo poca ropa, es más, diría que en su casa sólo dejó un par de calcetines, una camiseta y unos pantalones, porque lo demás estaba aquí. 
Uno de los días, me enteré que Alex estaba enferma, se mareaba y vomitaba, fui a visitarla y me la encontré vestida de pijama, comiendo helado y trabajando en sus diseños. Pasé y los miré, eran geniales, era impresionante como diseñaba mi amiga.
Angy: ¿Cómo estás?
Alex: Bueno, ahí voy.- Parecía ausente, me ocultaba algo.
Angy: ¿Qué me escondes, Alexia?
Alex: ¿Yo?, nada.
La miré alzando una ceja y entonces el sonido de la puerta nos alertó.
Era Amy, siempre acabábamos coincidiendo.
Amy: oye, tu y yo pensamos lo mismo siempre, esto no puede seguir así.- Dijo señalándome y las dos reímos.
Angy: Chicas, ¿os gustaría venir a mi casa pasado mañana a cenar?
Alex: ¿Nosotras tres solas?
Angy: Louis quiere invitar a los chicos y he pensado que mis chicas son mis chicas.
Amy: Oh, me encantaría.- Un sombrío recuerdo pareció apoderarse de los pensamientos de Amy porque pareció triste.
Angy: ¿Cómo os va desde que llegaron los chicos?
Alex: Bueno, pues ya sabéis, Zayn viene y va y...- Se quedó muy callada, se sonrojó y eso lo dijo todo ya de por sí.
Amy: Liam y yo no nos vemos demasiado, no se bien que hacer, cuando lo dejamos, yo...- La abracé porque noté como se desplomaba.
Angy: Todo se solucionará, además, Liam y tú erais el uno para el otro.
Amy sonrió de lado y después me preguntó por mí y Louis.
Angy: Es un okupa- las chicas soltaron una carcajada- en serio, entró en mi casa y ya no sale para nada, o cuando lo hace yo no estoy, bueno, ahora tiene una parte del armario, tiene cama, las llaves de casa y viene y va cuando quiere. 
Pasamos el resto de la noche entre risas, hasta que fui al baño y vi en la basura la caja de un test de embarazo, Alex lo contaría cuando estuviese preparada, no iba a insitirle, no como la antigua Angy.
Antes de marcharme, me acerqué a Alex y le pregunté si podía pasarse al día siguiente por mi despacho, necesitaba hablar con ella urgentemente.
Llegué a casa y me encontré a Louis con algo inesperado, había traído unas cuantas mascotas, una pecera enorme que había colocado en un mueble, la verdad es que quedaba genial, con siete peces, eran todos de la misma raza, pero de colores diferentes, y un conejo de pelaje blanco como la nieve con el que estaba jugando, el conejo parecía ser muy joven.
Louis: ¡Angy!- se acercó a mí y me besó.- Mira este es Mr Whiskers- dijo mientras me acercaba al pequeño a la cara, me agarró de la mano y me mostró los peces- este es Harry, porque no deja en paz a las chicas, esta es Amy, es la más tímida, pero es muy cariñosa, este es Niall, no para de comer, este es Liam, todo el tiempo está siguiendo a Amy, además que tiene una mancha en el cuello, esta es Alex porque le pega a los demás, este Zayn porque es un pasota y siempre va con Alex, este es Louis porque es el más guapo y esta es Angy, la más pequeña, pero la más preciosa de todos los peces, ella  es la más especial.
Angy: Louis, me encanta, pero solo son peces- Louis hizo como si le disparasen- lo siento, lo siento- dije riendo- me encantan, de verdad, pero, de ellos  te vas a encargar tú.
Fui hasta la cocina y me serví un café.
Louis: Oye, me he percatado de que, vivimos juntos prácticamente, tenemos mascotas, siempre estamos juntos y nos queremos, ¿eso nos convierte en pareja?
Angy: Supongo que sí, ¿no?
Louis: Jo, no ha sido una forma muy bonita de comenzar a salir de nuevo.
Angy: ¿Bromeas?, has persistido hasta que has conseguido que vuelva a ser feliz, ahora soy yo de nuevo, y eso lo has hecho tú mientras te convertías en mi pareja, nuestra historia es una hermosa historia de amor- le besé en los labios y él me abrazó por la cintura.- Te quiero.
Louis: Y yo a ti pequeña zanahoria.
Pasó la noche y en el trabajo llegó la hora en la que Alex venía a verme, yo llevaba ese día una falda de tubo negra y una camisa celeste de seda, debajo llevaba una camiseta de tirantes blanca, unos tacones azules, los ojos y labios pintados, como siempre, y la mitad de la cabeza recogida.
Alex entró con un vestido blanco, una chaqueta de color negra y unos tacones negros, llevaba el pelo recogido en un coco y estaba maquillada.
Angy: Buenos días Alex, me alegro que hayas venido.
Alex: Hola, bueno ¿de qué querías hablar?
Angy: Bien, verás, tengo un cliente que necesita que la empresa le prepare los bocetos y los conjuntos para... Mira no me voy a ir por las ramas, quiero proponerte una cosa, se que ya tienes trabajo y que estás bien agusto en él, pero necesito que me eches una mano, necesitaría saber si te gustaría encargarte de la nueva colección para mi cliente.
Alexia se quedó un momento en silencio con los ojos muy abiertos. No paraba de mover las manos inquieta.
Angy: Verás, si aceptases, dispondrías de un equipo de diseñadores que te ayudasen, un despacho en esta misma planta y por supuesto tendríamos que hablar del sueldo, pero no sería menos de esto- le entregué un contrato que solía mostrarle a algunas personas, más tarde siempre cambiábamos algunos puntos del contrato.
Alex: Oh, no se que decir- dijo al fin, pero pude notar que estaba muy sorprendida.
Angy: Bueno tú piénsalo con calma y ya me dices la respuesta mañana ¿de acuerdo?, además no perderías tu empleo de ahora, lo que te ofrezco es temporal, bueno si quieres.- Por mi le ofrecería un trabajo fijo como encargada del departamento de diseño, sería todo mucho más sencillo y además que por las mañanas iría mucho más animada a trabajar.
Alex: Muchas gracias Angy, lo pensaré.
Seguimos hablando un momento y después Dayan nos interrumpió para decirnos que tenía una reunión urgente. Nos despedimos y ella se marchó. Al fin acabé las reuniones, pero debía quedarme para poder supervisar y acabar de rellenar unos papeles. 
Louis apareció y llamó a la puerta de mi despacho, sonreí ampliamente al verle y le di paso.
Louis: Hola pequeña zanahoria- se acercó a mí y me dio un beso en los labios, Emily pasaba en ese momento por delante de mi despacho, me miró extrañada y, si no me equivoco preguntó qué hacía Louis en mi despacho. La eché con la mirada y ella salió corriendo, Louis  se sentó en uno de los sillones de delante del escritorio y cruzó los dedos.
Louis: De acuerdo, voy a secuestrarte en diez minutos, harás todo lo que te ordene sin oponer resistencia .
Sonreí y recordé que estaba trabajando y no podía irme.
Angy: No puede ser ahora Lou, estoy trabajando.
Louis: No, no lo pillas ¿verdad?, voy a secuestrarte.
Me agarró por las manos y después me elevó por los aires hasta colocarme en sus hombros.
Angy: ¡Louis!, de acuerdo haré lo que quieras, pero bájame.
Louis me bajó pero sin soltarme una de las manos y bajamos juntos por el ascensor, llamé a Dayan y le pedí que se ocupase de supervisar y los papeles los acabaría yo al día siguiente.
Louis y yo nos subimos a su coche y él lo arrancó. Vi una mochila en el asiento de detrás, en ella había ropa, mantas y un par de toallas, había al lado una bolsa llena de comida. Sabía bien a donde me llevaba.
Le noté nervioso, bastante tenso y ausente. Cuando llegamos, pude ver como todo estaba tal y como lo recordaba, hacía frío, pero eso era de lo más habitual en esta época del año, las hojas de los árboles estaban tornadas de un tono castaño, naranja, y algunas verdes, el lago estaba tan o un poco más lleno que la última vez, la casa estaba un poco más vieja, pero parecía estar resistiendo muy bien al paso del tiempo. Louis me mostró unas llaves.
Louis: La he alquilado.
Angy: ¿Por qué traes entonces las cosas?
Louis: Porque está vacía.- Dijo sonriendo.
Bajamos del coche y entramos en la casa  con la mochila y la bolsa, por dentro la casa estaba limpia, tenía los suelos de madera oscura, nueva, las paredes recién pintadas de un tono beige muy claro, la cocina estaba recién reformada, las paredes eran como las del resto de la casa, tenía la encimera de mármol, los muebles eran de tonos oscuros de marrón, una placa moderna, un lavabo, una nevera, un lavavajillas..., Los tres baños también estaban recién reformados, uno de ellos aún en proceso, tenían los suelos de losa, como la cocina, las paredes de azulejos y los muebles oscuros, dos de los baños tenían duchas y otro una bañera. Lo único viejo de la casa era la parte de fuera, por dentro era totalmente nueva. Esta casa pertenecía a un pequeño pueblecito a las afueras de Londres, era una casa que estaba algo alejada de él, pero no demasiado.
Dejamos las cosas y me puse el biquini, sabía que acabaríamos metidos en el lago. Y efectivamente, eso sucedió, un poco más tarde llegamos a la casa y tras ducharnos y ponernos cómodos, nos pusimos en medio del salón a comer.
Angy: Lou, ¿cómo has podido conjuntar el rosa con el rojo?- pregunté mirando la ropa que me había traído.
Louis: Fue lo primero que cogí, además que tenía prisa porque tenía muchas cosas que hacer, y poco tiempo, verás, he ido a hablar con Amy y con Alex de esto, los chicos no lo saben.
Angy: ¿Qué no saben?- pregunté algo inquieta, pocas veces se ponía tan serio.
Louis: Esta casa es un lugar muy importante para nosotros, para mí es un lugar que no podría ver en manos de otras personas, por eso, verás, unos días después de llegar compré esta casa, por eso está a medio reformar. He pensado que podrías ayudarme a acabar de decorarla, para poder venirnos aquí escapando de la ciudad, para poder estar juntos, además, hay algo más- Louis me dio una mano, se arrodilló y con la mano libre me mostró un anillo- Angela Castillo, te amo, estoy más que seguro de ello y si me dejas, me gustaría intentar hacerte la mujer más feliz del mundo, porque tú me haces el hombre más feliz y,- se quedó cortado, sonrió de lado y después volvió a mirarme- quiero estar a tu lado siempre que lo necesites, quiero poder cuidarte y que me cuides a mí, quiero verte todas las mañanas, poder abrazarte en los buenos y en los malos momentos, por eso te pregunto, ¿quieres casarte conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario